En Can Parellada, un barrio donde cada esquina cuenta una historia y el saludo al vecino es parte del día a día, las conversaciones suelen girar en torno a lo cotidiano. A veces en el 4, justo cuando para en la parada de la avenida de Can Parellada, se escucha a alguien decir que necesita el Permiso ADR. Porque aquí, en Terrassa, todos sabemos que el trabajo y el transporte van de la mano. Y más si hablamos de mercancías peligrosas.
El Permiso ADR no es solo un trámite. Es la llave que abre oportunidades. Implica responsabilidad y, claro, un buen conocimiento. En Can Parellada, donde la calle Baldrich se llena de coches al final de la tarde, saber manejar estas situaciones es esencial. Y hablando de situaciones, Laura, de la misma Baldrich, vino el otro día con algunas dudas. Quería saber si realmente valía la pena. Si el esfuerzo se justificaba.
A veces, obtener el Permiso ADR es como cruzar el puente de Vallparadís al atardecer. Al principio parece complicado, pero una vez que lo haces, te preguntas por qué no lo intentaste antes.
¿Vas a seguir pidiendo que te lleven o lo hacemos ya? Porque en Autoescuela Piedra, sabemos que lo puedes lograr. Estamos aquí, no allá. Nosotros, que tomamos el café en el bar de la esquina, justo al lado de la farmacia del barrio. Nosotros, que conocemos cada bache en el trayecto desde Can Parellada a la autoescuela.
Desde Can Parellada, a pie, son apenas 20 minutos. En coche, ni 10. Y cuando llegues, estaremos listos, con asesoramiento personalizado, para que consigas el Permiso ADR. Sin rodeos. Sin complicaciones. Directo al grano, como nos gusta en Terrassa.
Porque si vas a dar el paso, que sea con quienes entienden tus rutas y tus necesidades. Aquí, en Terrassa, donde cada calle tiene su historia y cada permiso su razón de ser. Si lo vas a hacer, que sea con nosotros. Sin más. Así de claro.