En Can Gonteres, justo cuando el sol empieza a calentar las calles y el panadero de la esquina ya ha vendido los primeros croissants del día, se escucha siempre la misma charla. «Oye, ¿y tú cuándo te sacas el Permiso A?» pregunta alguien mientras ajusta el casco en su moto. Las risas se mezclan con el ronroneo de los motores, pero la pregunta queda en el aire. Aquí, en Terrassa, moverse en moto no es solo práctico, es un estilo de vida.
Si vives en Can Gonteres y todavía te falta el Permiso A, esto es lo que necesitas saber. No es solo un papel, es la libertad de recorrer Terrassa a tu ritmo. El tráfico en la calle Baldrich, siempre tan denso, se convierte en un juego de niños. Y sí, eso de buscar aparcamiento en la Rambla d’Ègara deja de ser un problema. No esperes más, Terrassa te está esperando con cada semáforo verde.
Laura vive en la calle Baldrich. El otro día vino con dudas. «¿Es difícil? ¿Cuánto tiempo me llevará?» me preguntó mientras tomábamos un café en el bar de la esquina, el de las mesas de madera gastada. Le expliqué que lo que más cuesta es dar el primer paso. Pero una vez que lo haces, la sensación de libertad es como girar a toda velocidad en la rotonda de la avenida Béjar. Nada se compara.
¿Te imaginas ver Terrassa desde el asiento de tu moto, con el viento acariciando tu cara? Es como un cuadro en movimiento que solo tú puedes dirigir. ¿Vas a seguir pidiendo que te lleven o lo hacemos ya?
En Autoescuela Piedra no hablamos en futuro. Hablamos de lo que hacemos. Y lo hacemos bien. Estamos aquí, en Terrassa, y conocemos cada rincón porque somos parte de esto. No somos ellos, somos nosotros. Desde Can Gonteres, te lleva menos de 20 minutos andando llegar hasta nuestra autoescuela más cercana. En coche, ni siquiera tendrás tiempo de escuchar una canción entera en la radio.
Nuestro asesoramiento es personalizado, así, como quien no quiere la cosa. Nos adaptamos, porque sabemos que cada uno lleva su ritmo.
Esto es lo que hay. Si decides hacerlo, hazlo bien. Hazlo con nosotros. Aquí, en Terrassa, donde cada calle tiene una historia y cada historia merece ser contada desde el asiento de una moto.